lunes, 29 de noviembre de 2010

Un puntaje no hace calidad

A sólo días de que los alumnos que egresan de cuarto medio rindan la PSU es bueno preguntarse cuánto de asertividad hay en el nuevo sistema de becas para los alumnos que ingresen a pedagogías con un puntaje superior a 600 puntos, ya que si bien para algunos esto significa calidad cognitiva no necesariamente es sinónimo de calidad vocacional.

Hace muy poco tuve como testimonio la experiencia de una joven estudiante de pedagogía que junto a sus compañeros de carrera tuvo la posibilidad de reunirse con una autoridad regional en temas de educación y este no sólo le bajó el perfil a la situación por la que se reunían, sino que también les dijo que ellos pertenecían a la vieja escuela, es decir, que habían ingresado a la Universidad cuando aún no existían las becas que priorizaran los puntajes del estudiante. Y cuando esta joven le comentó a la autoridad que su puntaje de ingreso había sido superior a los 700 puntos, la respuesta que recibió fue: “muy bien, será usted una excelente profesora entonces”.

Comprenderán que esta situación molestó tanto a la joven como a sus compañeros, al comprobar que lo único importante es el puntaje que se obtiene en la PSU y que ello sea lo que determine nuestra calidad de docentes en el futuro y no nuestra vocación, que era lo que la estudiante quería destacar.

Creo que a todos nos causa algún tipo de reacción el saber que las cifras están guiando nuestro trabajo, que los números que reflejan los resultados de una prueba, que por lo demás no es la mejor forma de selección del ingreso a la Universidad, valgan más que la vocación, ese algo por lo que muchos de nosotros estamos estudiando esto, porque lo que nosotros queremos no es mejorar las cifras de las múltiples pruebas que miden la calidad de la educación, lo nuestro va mucho más allá y la vocación nos lleva a querer cambiar la calidad de vida de las personas con las que trabajaremos y no solamente cuantificar la enseñanza.

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