lunes, 29 de noviembre de 2010

Carreteras concesionadas, colegios concesionados

Para muchos de nosotros nos resulta una molestia y más que molestia una estupidez, tener que pagar para circular por las carreteras de nuestro país, es decir, tener que pagar para movilizarnos dentro de nuestro territorio. Si bien esto responde a que lo que se cobra en los peajes es para “recuperar” el dinero invertido en el mejoramiento de las vías y de que estas se mantengan en buenas condiciones para disminuir el riesgo de accidentes  al mismo tiempo de mejorar la calidad de los viajes que realicemos.

Aunque bien nos es sabido que lo invertido en los trabajos viales de las vías concesionadas ya ha sido superado con creces, tenemos que seguir pagando en los peajes, para obtener un servicio de “calidad”, aún cuando sería una responsabilidad del gobierno mantener vías no – concesionadas de calidad para quienes no pueden o simplemente no quieren pagar por un servicio de calidad que debería estar al alcance de todos los chilenos.

Lo mismo sucede con los establecimientos educacionales del país, donde los colegios privados son los que concentran la mejor calidad en cuanto a resultados, mientras las escuelas públicas siguen manteniendo los peores resultados y, más aún, la peor reputación en cuanto a la calidad de la educación que ahí se entrega.

¿No resulta lógico entonces, así como lo es en el tema carreteras, que el gobierno también asegure una buena calidad de educación en las escuelas públicas para quienes no tiene los recursos económicos para pagar, muchas veces grandes cantidades, por la educación de sus hijos? Yo creo que sí, que es lógico para que de una vez por todas los pobres tengas que dejar de transitar por el camino de piedras de la educación, mientras que los que tienen los recursos transitan por las vías expeditas y de calidad.

Se hace necesario que tantos ricos como pobres tengan las mismas oportunidades al momento de educarse, que tengan acceso a los mismos materiales y a la misma calidad de educación, no importando cuánto paguen. Sólo haciendo equitativo esto vamos a poder alcanzar la tan ansiada igualdad social, que muchas veces los profesores intentan remediar, pero que las condiciones se lo impiden.

Apostemos por un país con colegios de calidad tanto gratis como pagada, hay que atreverse a invertir en educación, porque este es el pilar fundamental de la sociedad.

Cómo crear a partir de cosas ya hechas: actualizando dichos populares.

Como la finalidad de este blog es incentivar a crear utilizando las palabras, hoy presentaremos, cómo podemos reactualizar dichos o frases populares. Los dichos o frases populares, son frases o expresiones que se encuentra convencionalizadas socialmente, a través de la tradición popular y que su significado se encuentra oculto en pequeñas metáforas.

EJ: La ropa  sucia se lava en casa.

Conocemos – la gran mayoría de quienes alguna vez hemos escuchado este dicho popular – que esta frase se refiere al hecho de que no es bueno ventilar o publicar los problemas o conflictos que existan entre personas específicas.

Bien, ahora propongámonos actualizar este dicho, ¿cómo?, presentemos el mismo dicho con otras palabras, aquí va…

“Conflictos internos, nunca son externos” ß ¿ven?, el sentido inicial se conserva, pero con otras palabras que perfectamente pueden formar parte de un código entre un grupo pequeño de personas.

Esta, es una forma de comenzar a trabajar con las palabras, es un pequeño paso, pero si se animan pueden incluso crear sus propios dichos para compartirlos con sus amigos. ¿Quién es capaz de crear un dicho ya?

Un puntaje no hace calidad

A sólo días de que los alumnos que egresan de cuarto medio rindan la PSU es bueno preguntarse cuánto de asertividad hay en el nuevo sistema de becas para los alumnos que ingresen a pedagogías con un puntaje superior a 600 puntos, ya que si bien para algunos esto significa calidad cognitiva no necesariamente es sinónimo de calidad vocacional.

Hace muy poco tuve como testimonio la experiencia de una joven estudiante de pedagogía que junto a sus compañeros de carrera tuvo la posibilidad de reunirse con una autoridad regional en temas de educación y este no sólo le bajó el perfil a la situación por la que se reunían, sino que también les dijo que ellos pertenecían a la vieja escuela, es decir, que habían ingresado a la Universidad cuando aún no existían las becas que priorizaran los puntajes del estudiante. Y cuando esta joven le comentó a la autoridad que su puntaje de ingreso había sido superior a los 700 puntos, la respuesta que recibió fue: “muy bien, será usted una excelente profesora entonces”.

Comprenderán que esta situación molestó tanto a la joven como a sus compañeros, al comprobar que lo único importante es el puntaje que se obtiene en la PSU y que ello sea lo que determine nuestra calidad de docentes en el futuro y no nuestra vocación, que era lo que la estudiante quería destacar.

Creo que a todos nos causa algún tipo de reacción el saber que las cifras están guiando nuestro trabajo, que los números que reflejan los resultados de una prueba, que por lo demás no es la mejor forma de selección del ingreso a la Universidad, valgan más que la vocación, ese algo por lo que muchos de nosotros estamos estudiando esto, porque lo que nosotros queremos no es mejorar las cifras de las múltiples pruebas que miden la calidad de la educación, lo nuestro va mucho más allá y la vocación nos lleva a querer cambiar la calidad de vida de las personas con las que trabajaremos y no solamente cuantificar la enseñanza.

Imaginantes: "Por falta de palabras" Haruki Murakami



Este vídeo, realizado por la televisión mexicana, representa a través de un cuento del escritor japonés Haruki Murakami, unas de las cosas que nos podemos perder por no saber qué decir en el momento que es necesario decir algo, por lo que nos deja de enseñanza, que hay que incentivar el poder de la imaginación y de la creación en nosotros... disfrútenlo =D

Todos podemos crear.


Porque es justo que aclaremos el por qué decidimos nombrar a nuestro blog “palabras que crean”, creemos que ha llegado el momento de hacerlo, (¿nunca es tarde, no?).

Palabras que crean”, surge de nuestra – aunque suene paradójico – poca capacidad creativa, así es, siempre no pasamos quejando de que “no tenemos creatividad, cuando se trata de nombrar o escribir algo”. Pues bien, en honor a esas quejas, decidimos bautizar este blog de una forma que nos muestre, cada vez que entramos a él (aunque sean pocas veces), que las palabras siempre nos permitirán dar origen a algo nuevo. 

Lo que nos reprime de hacer creaciones, son nuestros miedos: miedo al fracaso, a las críticas, o simplemente, miedo a expresar lo que pensamos o imaginamos.

Es por eso que nuestro blog, nos insta a darnos libertades de escribir pequeñas cosas, un lema, un verso, un nuevo dicho reformulado, etc. Nadie puede decirnos que aquello está mal, porque surge de nosotros y en consecuencia es válido para dar el primer paso, hacía un desarrollo creativo, quizás tardío, lento, pero por lo menos ya es un comienzo.

“Palabras que crean”, ese es nuestro lema, para que incluso nosotras perdamos ese miedo a crear y dar origen a cosas nuevas, las palabras están a nuestro servicio, por eso ¿por qué no animarse y comenzar a crear?


Crear, es jugar, es comenzar,
es dar vida, es soñar…
y si las palabras nos acompañaban,
¿porqué no dedicarnos, a soñar en la realidad?
Soñar a vivir, a jugar e iniciar,
en definitiva, soñar a crear,
a vivir de las palabras,
a crear en la realidad.

La liebre y el tigre (Fábula)

¡Qué gran decepción tenía el joven de esta historia! Su amargura era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas. Al parecer, a nadie le importaba nadie…

Un día, al dar un paseo por el monte, vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido que no podía valerse por sí mismo. Le impresionó tanto este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.

Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre. Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.

Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales se dijo: “¡No todo está perdido… si los animales que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas”.

Y decidió hacer la experiencia: se tiró al suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que llegara alguien a ayudarlo.

Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó. Estuvo así durante todo el otro día, mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia. Con la convicción de que la humanidad no tenía remedio, sintió dentro de sí la desesperación del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del abandono… su corazón estaba devastado; ya casi no tenía ganas de levantarse; entonces ahí, en ese instante lo oyó…

¡Con qué claridad! Una hermosa voz, muy dentro de él, le dijo: “Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, y mirar a tus semejantes como hermanos, deja de representar el papel de tigre, y simplemente sé la liebre”.

La magia de educar

Muchas personas cuestionan la labor docente diciendo cosas tan fuertes como que los profesores son todos malos o, peor aún, que sólo hacen su trabajo por la remuneración que reciben, es decir que solamente trabajan por plata y que más encima lo hacen mal.
Pues no es así de fácil y sencillo, cuando uno se dedica a ser profesor descubre que hay un sinfín de factores que están constantemente en juego en el proceso educativo de los niños y jóvenes con los que nos relacionamos, se trata de una labor de dedicación, cariño, amor, pero por sobre todo, de vocación.
Ser profesor implica dedicar mucho más de las 8 horas laborales al ejercicio de la profesión, ser profesor no se escoge por la remuneración que recibirán en el futuro, sino que por las ganas y el cariño que se siente por el bello acto de educar y de trabajar con personas en formación, porque como docentes nos enfrentamos a una etapa muy importante del ser humano, como lo es su formación cognitiva y moral, por lo tanto, lo que nosotros entregamos a los alumnos no se olvida al salir de la sala de clases o al cruzar las puertas de la escuela, sino que va mucho más allá. La enseñanza de un profesor hacia sus alumnos puede marcar la vida de alguno de estos.
Educar no es pararse frente a 40 niños y recitarles un determinado contenido, educar es transmitir valores y conocimientos nuevos de una forma que llame la atención de los niños y jóvenes que tenemos en frente, de una manera que queden grabados en su memoria y que lo sepan aplicar en el transcurso de sus vidas. Educar exige dedicación, tiempo, ganas y mucho amor a la educación, a la profesión y muy especialmente a las personas, que son con quienes nos comprometemos al momento de decidir seguir la profesión docente.